CIUDAD DE MÉXICO .-Comer, dormir y ejercitarse son hábitos que ayudan a una vida saludable. Y en los duros momentos de duelo por los que todo ser humano pasa, pueden convertirse en una especie de tabla de salvación.
«Influye mucho la alimentación, el que hagamos ejercicio, el que tengamos hobbies, el que tengamos una vida disciplinada, Todo eso influye a la hora de enfrentar un duelo», dice Alicia Hinojosa, presidenta de la Fundación Elisabeth Kübler-Ross México, centro que brinda atención terapéutica en temas de duelo y cuidados paliativos.
«Eso nos va a ayudar a poder sacar esas energías o sentimientos a los que muchas veces ni podemos ponerle nombre. Una alimentación saludable y balanceada te mantiene saludable físicamente, entonces te vas a sentir mejor físicamente».
Desde hace algunos años en tanatología se habla de duelos, esos que no solo tienen que ver con la muerte, sino con las pérdidas durante la vida.
Una persona puede vivir también un duelo por divorcio, por pérdida de empleo o por pérdida de la salud, y ante ello es importante conocer cómo enfrentarlo de la mejor manera, señala la terapeuta.
«Depende de cómo cada uno enfrentemos y cómo manejemos el duelo para que tengamos un duelo más sano o patológico».
Especialista en psicooncología y cuidados paliativos, Hinojosa, quien ha organizado congresos internacionales en tanatología, duelo y cuidados paliativos, responde algunas preguntas sobre el duelo.
¿Hay maneras sanas de enfrentar el duelo?
Sí, la sana sería poder afrontar las situaciones que se van presentando, no estar «en contra de». Cuando entramos a una crisis o ante un duelo muy fuerte, eso nos hace vivir cambios y muchas veces no estamos conformes o no queremos esos cambios.
Entonces, depende de nosotros si podemos ir fluyendo con esos cambios, irnos adaptando o estar en contra, estar siempre luchando, aferrándonos al pasado.
¿Hay un momento en que podemos identificar si el duelo se vuelve crónico?
Se vuelve crónico cuando tratamos de aparentar que no pasa nada, que soy fuerte, y no me permito vivir el dolor, tampoco el expresar lo que estoy sintiendo. Esto prolonga el duelo, tarde que temprano lo va a vivir la persona, pero lo está retardando.
Es crónico porque nada más en ciertas ocasiones se da el permiso de llorar, de decir: «me da coraje que haya pasado esto» o «extraño esto». Es el que «tiene que estar ahí para los demás». Eso lo hace inconscientemente. Ocurre cuando papá o mamá muere, y los hijos están chicos. La pareja que queda se hace la fuerte y no vive su duelo.
¿Cómo se vive el duelo?
Es como cuando tenemos una cortada muy grande. Tenemos que cuidarla para que no se infecte, curarla, limpiarla, estar al pendiente, y eso duele, porque está la carne viva, pero eso va a hacer que pueda ir cicatrizando de buena forma. Así es el duelo, a la larga el proceso nos va a beneficiar.
¿Qué recomendaciones hay para ese proceso?
Es el poder llorar, el poder expresar lo perdido, que ya no está y se extraña. Otra recomendación es el apoyo social, las personas que puedan estar ahí para contener, que puedan estar al pendiente y decir: «aquí estoy para ti».
Respetar mucho el que quieran o no quieran llorar, platicar o no, pero hacer presencia. Muchas veces el duelo trae enojos: «¿por qué a mí?», «¿por qué a mi familia?». Y la persona vive enojada, pero no son enojos personales, no contra alguien en particular. Entonces tenemos que entender que ese enojo va a ir disminuyendo y los que estemos alrededor manejarlo de cierta forma que no nos afecte.
También ayuda la parte espiritual, especialmente si se tiene una religión, agrega Hinojosa, así como prácticas como la meditación y mindfulness.
«Eso hace bajar la ansiedad, centrarse en sí mismos, y empezar a reconocer lo que están sintiendo».
Muchas veces se le pide a quien vive un duelo que ya no llore, que hay que darle vuelta a la página, comenta la especialista,
«Pero a veces la persona necesita llorar, expresarse, poder decir: ‘extraño a esta persona y me gustaría que estuviera aquí’. O si es la pérdida de un empleo, decir que tiene miedo del futuro: ‘¿qué voy a hacer?’, ‘¿conseguiré otro trabajo?’ ‘Tengo mucho miedo’.
«El poder expresar hace que la persona pueda empezar a tomar acciones y eso ayuda a que vaya descubriendo sus recursos para salir adelante».
¿Cuánto dura un duelo?
El duelo no tiene una fecha de caducidad, es muy individual, cada uno lo vive de forma diferente, depende de cada persona. Se dice que en un año y medio o en dos años se debería de elaborar el duelo, pero también depende mucho del tipo de muerte, o qué tipo de circunstancias hizo que esta persona viviera el duelo.
El duelo por secuestro o desaparición es muy difícil de elaborar y pueden pasar muchos años. La ley dice que después de cinco años se declara como muerte, pero los familiares tienen la esperanza de que aún esté vivo. Un duelo por suicidio es algo muy doloroso.
¿En qué consiste ‘elaborar el duelo’?
Es ir dando pequeños pasos. El duelo es como una montaña rusa, a veces la persona puede estar más o menos bien y, de repente, viene el bajón y está triste.
Ir avanzando en el duelo es dar pequeños pasos. Muchas veces vas a retroceder: das tres pasos, retrocedes dos, pero ya avanzaste uno y eso es elaborar, es ir caminando a poder decir: «ya me siento mejor».
Hinojosa cita al escritor Doug Manning, experto en duelo y cuidados paliativos: «El duelo es tan natural como llorar cuando te lastimas, dormir cuando estás cansado, comer cuando tienes hambre, estornudar cuando te pica la nariz. Es la manera en cómo la naturaleza sana un corazón roto».