El Pentágono ha comenzado el desarrollo de una nueva tecnología para la transmisión de energía sin cables a larga distancia. Los militares norteamericanos esperan que, en el futuro, este nuevo sistema permita que sus aviones y vehículos terrestres puedan viajar sin tener que depender de ninguna línea de suministro de combustible, pudiendo operar en todo el planeta sin restricciones.
El nuevo programa de investigación se llama POWER, las siglas en inglés de transmisor de energía inalámbrico óptico persistente. Si lo consiguen, habrán logrado dar un gran salto equiparable a internet y el GPS, dos de las muchas invenciones que han salido de DARPA, el brazo de investigación de tecnología avanzada del Ejército de EEUU.
Como con esas tecnologías, su efecto puede ser revolucionario para la civilización. De hecho, según el Coronel Paul Calhoun, gestor del programa para la oficina de tecnología táctica de DARPA, «este será la internet de la energía, haciendo uso de redes resilientes con múltiples rutas hacer fluir energía desde fuentes abundantes a los consumidores que la necesitan”. Calhoun afirma que este sistema es necesario porque los militares se enfrentan a enormes desafíos energéticos en muchas situaciones: “A menudo debemos operar lejos de la infraestructura energética establecida y depender de combustibles líquidos que requieren líneas de suministro precarias».
¿Qué es el proyecto POWER?
El objetivo del proyecto POWER será diseñar y demostrar un sistema aéreo de transmisión de energía por medios ópticos.La energía, afirma DARPA, se transmitirá desde estaciones terrestres a nodos aéreos utilizando rayos láser. Estas aeronaves capturarán los fotones del rayo láser y reenviarán la energía a otras aeronaves y vehículos en tierra, también utilizando láseres. Estos vehículos utilizarán esta energía para recargar sus baterías y seguir funcionando sin necesidad de detenerse o esperar a que una unidad logística llegue a su posición
En un principio, el sistema comenzará con una red simple de dos puntos pero la idea es que siga evolucionando para crear una red con múltiples nodos interconectados que distribuyen electricidad a múltiples aviones y vehículos terrestres. De esta forma, si un nodo falla, la energía podrá llegar por otros caminos redundantes.
El proyecto tiene grandes retos por delante. El más grande seráel goteo de energía en cada tramo de transmisión. El objetivo del programa será optimizar los mecanismos y materiales al máximo para reducir estas pérdidas y que POWER sea operativo.
Según Calhoun, todo esto puede sonar a ciencia ficción, pero son exactamente los mismos principios de la transmisión de datos de una red de telefonía o Wi-Fi: «Necesitas una fuente de energía; conviertes esa potencia en una onda de propagación, típicamente electromagnética, la envías a través del espacio libre, la recoges a través de una abertura y luego la conviertes de nuevo en electricidad».
Otros expertos, como Rocco Viggiano — ingeniero del Centro de Investigación Glenn de la NASA y líder del proyecto — también creen que la transmisión de energía inalámbrica es el futuro del transporte.
Viggiano, que recientemente ha anunciado una revolucionaria batería basada en litio, sulfuro y selenio con estructura de grafeno que dobla la potencia de las actuales y que podrá permitir la aviación de media distancia por primera vez, me cuenta en una entrevista por videoconferencia que esta tecnología de transmisión energética será clave para el transporte, tanto terrestre como aéreo.
“Una cosa que personalmente me entusiasma es la idea de desarrollar baterías eficientes y usar la tecnología de transmisión de energía sin cables para recargarlas a distancia”, afirma Viggiano. “Puedes imaginar dos aeronaves en vuelo”, me dice, “una será un avión que transporta carga y pasajeros. La otra, un avión nodriza que recarga las baterías de la primera a distancia con una haz de energía, extendiendo su alcance”. La tecnología también podrá utilizarse en el programa espacial, tanto en la Luna como Marte y el espacio interplanetario.
La idea de DARPA es aún más ambiciosa, pero igual de factible una vez se desarrollen y refinen la tecnología para permitirá esta “internet de la energía”, como la llama Calhoun. No está a la vuelta de la esquina, dicen, pero llegará.