El Gobernador electo de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, denota una ignorancia absoluta en el tema hidráulico, pues las aguas son nacionales y su administración corresponde directamente y da manera exclusiva a la federación, por lo que el trasvase de la presa del Cuchillo a la Marte R. Gómez, no se puede negar.
Por tal razón se le hizo una invitación al próximo mandatario estatal a que primero se asesore con gente experta en el tema para emitir opiniones sustentadas y no temerarias y sin ningún fundamento.
Porque es una vergüenza que un funcionario de ese nivel se ponga a decir que cerrara las compuertas del referido vaso lacustre, cuando se esta hablando de infraestructura federal, dijo, Raúl Quiroga Alvarez, experto en la materia hidráulica.
Y ello, refiere, se puede encontrar en el artículo 4, de la Ley de aguas nacionales que establece que la única autoridad en la materia es la Conagua, por lo tanto lo que digan los estados pasa a segundo termino.
Recordó que el conflicto data de los principios de los años 90, por lo que habría que hacer un breve recordatorio de la problemática que se ha venido suscitando a través de la historia en Monterrey y su zona metropolitana.
A principios de los años 60, mencionó, se vio rebasada la fuente de abastecimiento de esta región que consistía básicamente en pozos y galerías filtrantes que era eso el suministro principal de Monterrey y su zona metropolitana.
Posteriormente al verse rebasada por la demanda creciente, tuvieron que construir la presa de la boca que tiene una capacidad de 35 mm3.
«Esto fue a inicios de los 60s y mucho antes de lo previsto se vio en la necesidad por la población que hiba creciendo, se tuvo que construir la presa Cerro Prieto en Linares N.L, que entro en operación a los principios de los 80 y tiene una capacidad de 300 mm3».
Y refiere, que se anunció la obra que solucionaría el problema de la falta de agua por los próximos cien años, sin embargo poco despúes a principios de los 90, Monterrey volvió a tener el problema por la falta de agua y pasando por alto el acuerdo de veda de 1953, que establece que todo los escurrimientos de la Cuenca San Juan se deberían dejar para beneficio del Distrito de Riego 026, Bajo Río San Juan.
Se generó un acuerdo para llevar la construcción de la Presa el Cuchillo y cortar así el flujo del Río San Juan que históricamente iba a depositar sus volúmenes a la Marte R. Gómez, de este vaso lacustre vive el 026, que es uno de los Distritos más productivos de Tamaulipas y del país.
Ahí se establecen 66 mil hectáreas de las cuales viven alrededor de 4 mil 500 productores y es el sosten económico de toda la frontera chica.
Entonces se construyó esa primera línea del acueducto o esa única que esperan que sea única porque el Río San Juan a la altura del Cuchillo no da para un segundo acueducto, si al caso por el orden de 3 m3 por segundo que no solucionaría de fondo la problemática de la falta de agua para Monterrey y si golpearia de frente la disponibilidad del DR 026.
«Esa es la historia de como ha evolucionado la problemática de Monterrey y de su zona metropolitana en el tema del agua».
Hace aproximadamente 12 años, indico, le sugerieron que voltearan a ve la Cuenca del Río Pánuco como única fuente real de abastecimiento, dado que en promedio anual se van al mar cerca de 15 mil mm3 y seria la fuente de abastecimiento más viable para Monterrey.
«Es una cuenca muy estudiada tanto por las autoridades de Nuevo León como por las de Tamaulipas y la propia Conagua, tan estudiada que a principios de los 90s, les toco participar en la elaboración del acuerdo del 13 de noviembre de 1996, que dio pie a la firma de un convenio entre servicios de agua y drenaje de Monterrey, el DDR 026, los gobiernos de Nuevo León y Tamaulipas, así como la conagua que ahí se establece con toda claridad una serie de acciones que debió llevar a cabo tanto la federación como el estado de Nuevo León, concretamente SAyDM y que desgraciadamente no se cumplieron».
Se establece a manera de ejemplo de que se debería construir un emisor para traer las aguas residuales tratadas que cumplieran con la norma oficial mexicana desde Monterrey hasta la Marte R. Gómez, y no se construyó.