Un nuevo estudio sobre miles de personas revela una amplia gama de cantidades de agua que las personas consumen en todo el mundo y a lo largo de su vida, acabando así definitivamente con la idea tan repetida de que ocho vasos (o dos litros) satisfacen las necesidades diarias del cuerpo humano, según publican en la revista ‘Science’.
«La ciencia nunca ha apoyado la idea de los ocho vasos como una pauta adecuada, aunque sólo sea porque confunde el volumen total de agua con el agua bebida, mientras que gran parte del agua procede de los alimentos que se consumen –precisa Dale Schoeller, profesor emérito de ciencias de la nutrición de la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), que lleva décadas estudiando el agua y el metabolismo–. Pero este trabajo es el mejor que hemos hecho hasta ahora para medir la cantidad de agua que la gente consume realmente a diario -la rotación de agua dentro y fuera del cuerpo- y los principales factores que impulsan la rotación de agua».
Esto no quiere decir que los nuevos resultados establezcan una nueva pauta. El estudio midió la renovación de agua de más de 5.600 personas de 26 países, con edades comprendidas entre los 8 días y los 96 años, y encontró medias diarias en un rango entre 1 litro al día y 6 litros al día. «También hay valores atípicos que facturan hasta 10 litros al día –añade Schoeller, coautor del estudio–. La variación significa que señalar una media no dice mucho. La base de datos que hemos reunido nos muestra las grandes cosas que se correlacionan con las diferencias en la renovación del agua».
Los estudios anteriores sobre la renovación del agua se basaban en gran medida en voluntarios que recordaban y comunicaban su consumo de agua y alimentos, o eran observaciones focalizadas -de, por ejemplo, un pequeño grupo de jóvenes soldados varones que trabajaban al aire libre en condiciones desérticas- de dudosa utilidad como representativas de la mayoría de las personas.
La nueva investigación midió objetivamente el tiempo que tardaba el agua en circular por el cuerpo de los participantes en el estudio siguiendo la rotación del «agua etiquetada». Los sujetos del estudio bebieron una cantidad medida de agua que contenía isótopos de hidrógeno y oxígeno rastreables. Los isótopos son átomos de un mismo elemento que tienen pesos atómicos ligeramente diferentes, lo que los hace distinguibles de otros átomos del mismo elemento en una muestra.
«Si se mide la velocidad a la que una persona elimina esos isótopos estables a través de la orina en el transcurso de una semana, el isótopo de hidrógeno puede indicar cuánta agua está reemplazando y la eliminación del isótopo de oxígeno puede indicar cuántas calorías está quemando», dice Schoeller, cuyo laboratorio de la UW-Madison fue el primero en aplicar el método del agua etiquetada para estudiar a las personas en la década de 1980.
Más de 90 investigadores participaron en el estudio, dirigido por un grupo que incluye a Yosuke Yamada, antiguo investigador postdoctoral de la UW-Madison en el laboratorio de Schoeller y actual jefe de sección del Instituto Nacional de Innovación Biomédica, Salud y Nutrición de Japón, y a John Speakman, profesor de zoología de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido). Recogieron y analizaron los datos de los participantes, comparando los factores ambientales -como la temperatura, la humedad y la altitud de las ciudades de origen de los participantes- con las mediciones de la renovación del agua, el gasto energético, la masa corporal, el sexo, la edad y la condición de deportista. También incorporaron el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, una medida compuesta de un país que combina la esperanza de vida, la escolarización y los factores económicos.
El volumen de renovación del agua alcanzó su punto máximo en los hombres del estudio durante los 20 años, mientras que las mujeres mantuvieron una meseta desde los 20 hasta los 55 años. Los recién nacidos, sin embargo, son los que más agua renuevan diariamente, sustituyendo alrededor del 28% del agua de su cuerpo.
El nivel de actividad física y el estado deportivo explican la mayor parte de las diferencias en la renovación del agua, seguidos del sexo, el Índice de Desarrollo Humano y la edad.
En igualdad de condiciones, los hombres y las mujeres difieren en aproximadamente medio litro de renovación de agua. Como base de referencia, los resultados del estudio prevén que un hombre no deportista (pero con una actividad física media) de 20 años, que pesa 70 kilos y que vive a nivel del mar en un país desarrollado con una temperatura media del aire de 10 grados C y una humedad relativa del 50%, ingiere y pierde unos 3,2 litros de agua al día. Una mujer de la misma edad y nivel de actividad, con un peso de 60 kilos y que viva en el mismo lugar, gastaría 2,7 litros.
Según Schoeller, las mediciones mejorarán nuestra capacidad para predecir de forma más específica y precisa las necesidades futuras de agua, sobre todo en circunstancias extremas, y cuanto mejor nos preparemos para las necesidades a largo plazo e incluso para advertir los problemas de salud a corto plazo, creen los investigadores.
«Determinar cuánta agua consumen los seres humanos es cada vez más importante debido al crecimiento de la población y al creciente cambio climático -apunta Yamada–. Dado que la renovación del agua está relacionada con otros indicadores importantes de la salud, como la actividad física y el porcentaje de grasa corporal, tiene potencial como biomarcador de la salud metabólica».
Con información de: Infosalus