El Museo Regional de Guadalajara (MRG), hace unos días, volvió a mostrar una de sus piezas más antiguas y esmeradas: San Ángel Carmelita predicando en la Basílica de San Juan de Letrán, una obra monumental que, con sus 5.10 metros de largo por 3.30 de ancho, es necesario presentar en dos paneles, los cuales, al unirse, forman una sola escena.
Protagonista de la exposición Color y religiosidad. Obra pictórica recuperada de Antonio Enríquez, la pintura del siglo XVIII conmemora el 104 aniversario del recinto, adscrito a la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al tiempo que contribuye a develar los entresijos de uno de los más connotados y, a la vez, esquivos artistas de la antigua Nueva Galicia (Nayarit, Jalisco y Zacatecas).
Aunque se sabe que Enríquez estuvo activo en Guadalajara, entre 1747 y en 1760, según documentos que se refieren a él como ‘vecino’ de la ciudad y ‘maestro pintor’, documentar su vida no ha sido fácil, al grado de que se ignoran datos como las fechas de su nacimiento, matrimonio y muerte.
En el artículo Antonio Enríquez, Felipe Pastor y San Ángel predicando: un cuadro desconocido en la colección del Museo Regional de Guadalajara, publicado por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, la historiadora del arte Alena Robin, adscrita a la Western University de Canadá, reflexiona acerca de los motivos subyacentes en la creación de la pintura, firmada por Enríquez, en 1747.
La investigación de la académica, complementaria a los tres años de “cirugía mayor” que requirió la obra en el Seminario-Taller de Restauración de Pintura de Caballete de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), indica que su creación aludiría a una época de pacificación entre las órdenes religiosas de la capital novogalaica.
El cronista Agustín de la Madre de Dios afirma que, para 1593, todas las órdenes religiosas se encontraban en Guadalajara, menos la carmelita”. En dos ocasiones, a finales del siglo XVI y a mediados del XVII, había sido recibida por la burocracia y el pueblo, pero las otras órdenes “celaban a los carmelitas”.
Tomando en cuenta que la pintura representa la más famosa alocución de san Ángel (1185-1226), dictada en la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma, y que, según las fuentes, fue tan buena que san Francisco (1181/82-1226) y santo Domingo (1170-1221) lo felicitaron de inmediato, la historiadora teoriza que el cuadro simboliza la concordia que permitió la tercera y definitiva fundación de la rama masculina de los carmelitas en Guadalajara, en 1746.
Bajo la curaduría de la investigadora del MRG, Adriana Cruz Lara Silva, y de la historiadora Alena Robin, Color y religiosidad expone otras dos pinturas firmadas por Enríquez: Retrato del obispo Gómez de Parada y Jesús al encuentro con su madre; no obstante, el foco de atención es la escena de san Ángel Carmelita.
El recorrido permite conocer los avatares del lienzo, desde su exclaustración por la Reforma, hasta el proyecto que lo recibió, enrollado y seccionado en la bodega del MRG, para restaurarlo mediante el trabajo de decenas de investigadores, maestros y estudiantes de la ECRO.
Cruz Lara refiere que la labor inició en 2018, e incluyó acciones como el reentelado de la obra, la colocación de nuevos bastidores y la reintegración cromática, junto con análisis de fotografía con luces visible, infrarroja, infrarroja de falso color y ultravioleta.
Los estudios permitieron confirmar hipótesis sobre las técnicas usadas por Enríquez. Por ejemplo, se observó que barnizaba de forma heterogénea, a fin de que la mayor o menor aplicación del barniz acentuara las luces o las sombras de ciertos elementos o personajes.
Color y religiosidad. Obra pictórica recuperada de Antonio Enríquez permanecerá hasta el 10 de mayo de 2023, en la capilla del Museo Regional de Guadalajara (Liceo 60). Horario: martes a domingo, de 9:30 y 16:30 horas. Acceso con el boleto de entrada al museo; los domingos la entrada es libre para el público nacional y residentes.